viernes, 6 de marzo de 2020

You wanna see inside me, cariño te veo luego.

 Yo creo que ya es hora de que haga esto.
 Hace no mucho alguien me recordó lo bien que supuestamente se me da escribir. Tenía razón, pero después de pensarlo mucho me he dado cuenta de que sólo se me da bien escribirle a alguien.
 Escribir siempre ha sido mi manera de aclarar lo que pienso y siento y de poder expresarlo sin complicar las cosas demasiado. Quizás sea hora de que aprenda a escribir sobre mí. Y me consuela saber que esto no lo leerá nadie, me da confianza para poner exactamente lo que quiero y como quiero.


Siempre he escrito sobre lo que me hace sentir alguien y lo que siento hacia esa persona, pero ¿qué siento hacia mí? ¿qué me hago sentir?

Desde que murió mi madre todo ha ido cuesta abajo. Me he centrado en convertirme en ella y en dejar que me conviertan en ella, en complacer a los demás, en no complacerme a mí, porque si ya están ellos complacidos por mí yo pensaba que ya era feliz. Hoy la psicóloga me ha hecho darme cuenta de que no, de que sólo he intentado llenar ese hueco suyo para no sentir su ausencia porque no soy capaz de soportar tanto dolor. Pero poco a poco, año tras año, intentando ser yo, intentando no ser controlada, no ser mandada por nadie que no sea yo, intentando vivir en paz, tranquila y con la conciencia limpia he ido dejando ese hueco como debe estar: vacío. Me he dado cuenta hoy. Y no puedo dejar de llorar por ello. Está claro que nunca podré llenar el hueco de una madre, pero de manera inconsciente lo he intentado. He fallado estrepitosamente en ello, porque al intentar ser ella se me ha olvidado ser yo.
 Todo ha ido cuesta abajo, y ya he llegado a mi límite de sufrimiento. Me da rabia porque ya no sé cómo soy, sólo sé cómo "debo" ser. Pero ¿quién dicta cómo debo ser? desde luego yo no he sido. Y no me gusta en lo que me he convertido. En grupo dije que no sé quién soy, pero que sí sé que no soy quien quiero ser. Yo sólo quiero ser yo. Obviamente no puedo ser la niña de 18 años que fui, pero sí puedo ser una versión mejorada de ella. O eso creo.
 Los problemas han ido aumentando y haciéndoseme bola mientras yo me auto convencía de que sabía priorizar y de que podía con todo. Menuda tontería. ¿Quién me dijo a mí que eso tenía que ser así? La verdad es que no lo sé. He ido aprendiendo y asumiendo cosas totalmente erróneas en estos 5 años que me han ido consumiendo hasta el punto de pasarme el día con unas pastillas que ya ni siquiera me hacen efecto y sin querer salir de la cama. Con un trastorno adapativo mixto. Ay por Dios. 
 No sé qué ha pasado hoy, quizás sea que he asumido que ese hueco que dejó mi madre debe estar vacío y es así como tiene que ser, y que lo que tengo que aprender a llevar es ese dolor. He ido intentando arreglar todo de golpe hasta que se me ha hecho todo una bola enorme, como un gatito jugando con un ovillo de lana que al final queda enredado en la lana sin poder moverse. 
 He sufrido tanto que me da miedo herir a los demás, y por eso también me da miedo mirar por mí y por lo que yo quiero, porque después de tanto complacimiento no le sentaría bien a nadie que dejase hacerlo. Pero al fin y al cabo, ¿y qué? nadie vive por complacerme a mí, ¿por qué debería yo complacer a los demás? ¿qué gano a cambio si no disgustos, pesadillas y ansiedad? 
 Realmente pensaba que me compensaba. He estado totalmente convencida de ello, de que las cosas tienen que ser así. Pero en realidad no.
 Tengo insomnio, y cada vez que consigo dormir, aunque sean 10 minutos, tengo pesadillas, me levanto llorando, sin poder respirar, esperando que venga alguien a salvarme, no queriendo volverme a dormir pero deseando volver a dormir porque la noche anterior no lo conseguí más que 3 horas. Al final la única que me puede sacar de todo este bucle de paranoias soy yo misma. Y quisiera hacerlo, a cualquier costa. No puedo hacer feliz a alguien si primero no soy feliz yo. La felicidad es algo que se comparte, no me la puedo inventar. No quiero seguir fingiendo ser alguien que no soy ni estar de una manera en la que no estoy.
 De verdad me da muchísimo miedo salir de esto que he creado. Mi mayor problema siempre he sido yo y no me he dado cuenta. He aprendido a sabotearme a mí misma sin darme cuenta, echándole la culpa a los demás y cuando Adela me decía que la culpa no era de ellos no lo entendía. Ahora sí. 

  Cada vez que descubra algo nuevo lo escribiré aquí. Así cuando el miedo, la ansiedad y las ganas de no salir de mi cama se apoderen de mí (porque lo harán más de una vez), tendré escrito todo. Y sabré que puedo.